sábado, 16 de junio de 2012

La tarde fue lluviosa, me dirigí al mirador de aquella ciudad serena, tranquila, donde el pepe percibía sus pasos, la música lo acompañaba, Lucio Dalla abrio la sesión, el café, la libreta y los recuerdos acompañaron al viejo, ese viejo que en los momentos de serenidad acostumbra a caminar. Le pareció maravillosa la ciudad, en el nublado cielo dibujo unas palabras cerró sus ojos y dio gracias al creador por tener vida. La tarde le acompañó en aquel ángulo de la ciudad donde se podía sentir una paz melancólica

1 comentario:

  1. Amigo, me encantan tu melancolía y tu nostalgia, quizá porque también son parte de mi carácter, y porque eso no merma, sino que nos recrea ¡en este amor a la vida!

    Un abrazo.

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