martes, 24 de noviembre de 2009


Había llegado a su casa con la finalidad de encontrarla, Juan lo había planeado muchas veces, eso era algo que le fascinaba hacer.
Esta ahí, sentada, con su mirada serena, y pensativa, callada, en un estado que se antojaba para compartir locuras- así lo pensaba Juan- mientras se acercaba a saludarla.

El diálogo comenzó de manera espontánea, Juan sacó de manera intempestiva su cámara fotográfica, la puso en la mesa del comedor y siguió platicando, ella escuchaba: “Sabes que me gustan tus movimientos, esa manera de caminar, a veces de cruzar las piernas; a veces cuando usas esa minifalda por delante y atrás es short”

“Recuerdo una vez que te visité; pude apreciar obsesivamente tus piernas delgadas, me gustaron, me impactaron porque eres una forma de compartir fantasías por el hecho de ser como eres: icono de sensualidad, a veces cuando sonríes me excitas, me das la idea de que te ries de mi excitación, de que sabes lo que deso y siento por días y noches, cuando me imagino abordarte en la escalera y te comienzo… si esos momentos en los que se tiene que callar por razones de prejuicio”,.

Ella le interrumpió, mientras por debajo de la mesa le repegaba la rodilla y parte del muslo, el correspondió a ese juego ya planeado por él, Juan se mostraba un poco nervioso, pero excitado, feliz, era como si ese deseo, fantasía se le apareciera en una realidad.
Fragmentando la antesala a un banquete de cuerpos compartidos, mirándole los ojos verdes a ella.

La mujer delgada se levantó y preparó agua caliente, mientras detrás de ese short de mezclilla se veían unas agradables nalgas, era como si el aroma de algo, sus zapatillas de tacón la hacían
irresistible, Juan comenzó a tocarse el pene con su mano derecha, y a la vez le decía a ella, s,í así levanta tu pies, agachate para que pueda ver tus calzones rosa claro, guaooo, la mirada de Juan se perdía en un mundo de ensueños de un placer indescriptible, mientras ella mostraba la magia de su atracción, la mano de Juan ejercía un movimiento vertical, firme ante aquel trozo de carne que era un tanto grueso y de un glande rojo profundo. Juan se paró y con el miembro pleno de vida, la tomo por la espalda y la comenzó a besar de arriba, abajo: Sin tregua continuo haciendo el ejercicio de la lengua, la lengua bañaba de saliva cada parte de aquella piel, mientras que con la mano le bajaba el short de mezclilla, y a la vez con el dedo índice le acariciaba el sexo recién abierto de ella ,
su lengua le penetró su orificio anal y a la vez su vagina, llegando a un cunillingus extraordinario. Que la hacía gemir. La lengua saboreaba aquellas nalgas, Mientras que Juan se levanto la volteo con fuerza y la puso enfrente de su erecto pene para que ella lo besara y chupara, hasta que la erupción le lenaba la boca y parte de su cara.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Gracias, Pumukin


A Pumukin, a quien de una manera se acerca al espacio de un hombre en vìsperas de seguir subexistiendo en un paìs de mentiras, de victimas y desolaciòn, pero amante de los perros, de la naturaleza, de la Lupis ( Nunca la olvidarè). De los gays, lesvianas, hippies, sin drogas, de todos aque llos en que la soledad los ha hecho presa. Los admiro, los apoyo desde mi rincòn de ideas, desde mi espacio confinado a mis libros, cafè y... muchas fantasìas.
Me despido con una rolota: A Whiter shade of shale, de Procol Harum, otra se me pasaba: C'est La vie, de Emerson Like and Palmer, en concierto Montreal, Canadà.
Grek Lake, es el vocalista de la rola.
Un Besote en tu mano, preciosa Pumukin.
Gracias.

¡sí, Señor!


El deseo es un arte.
La masturbaciòn un placer.
A tu salud, cuñadita.

martes, 10 de noviembre de 2009

Deseos prohibidos

Cuando la angustia llega
y la disyuntiva es: El deseo de lo prohibido ó la
abstinencia.
Encerrado vivir en esta eterna lucha que abraza mi ser,
que aprisiona mis sentidos
de eternas noches y perpetuas mañanas,
en la que la imagen fugaz se presenta tan firme,
con esa aureola de placer interno, encubierta en el silencio
místico que ampara tu irónica manera de ser.
Perdido vago por las calles del murmullo,
de crearte, de hacer el escenario, en la que los
cuerpos se funden clandestinos,
apabullados de semen y fecundos placeres de olor anal,

que esa boca en lo profundo de el ano trata de penetrar arrinconando los espacios más recónditos con la lengua, mientras inclinada, con el gesto facial de satisfacción.
Bajando y subiendo por los delgados muslos, pero encantadores y mágicos,
gozando en cada gemido que sale de tu boca bañada en semen, ríos de placer.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Locura en la cocina, amandola...


Quiero que seas mi puta, la mujer de Mauricio, la mamadora de Mauricio y de quien te de placer y goces- le dijo a Era- mientras ella lo observaba con sus ojos verdes, fuertes, firme la mirada. Ella estaba con la falda corta blanca, que mostraban los muslos de ella: delgados, alargados, con estrías, y un ombligo erótico.
Era le mostró parte de sus senos, y le dijo_ Ven chúpalos, Mauricio, mámalos, acábalos. Mauricio se acerco y la repegó al fregadero de la cocina, mientras sus manos le subían la falda, le beso los labios sin tregua, dos bondadosas lenguas se unían hasta el fondo. La mano izquierda subió hasta el sexo de ella y le introdujo el dedo índice, mientras los menudos senos eran lamidos con desesperación, la boca entraba hasta el fondo, y ella gritaba al oído, de él: Bien Mauricio, dame por donde quieras, la boca bañaba de saliva el cuello la espalda las nalgas delgadas, flacas, eran el uno para el otro, mientas por la venta en la parte de enfrente de la casa alguien los veía desde un rincón gozando de un festín voyeurista: las manos de Mauricio tocaron la cabeza de era, la bajaron por todo su tórax hasta llegar al miembro, que lo introdujo de sopetón en la boca de ella, luego , le puso el glande para que lo lengüeteara a su alrededor, asi por vario tiempo ella estaba disponible para una venida de líquido de varios meses de abstinencia; la boca brota de burbujitas hasta que el mismo la levanto, la puso a noventa grados, le beso el ano con pasión, hasta que lo lubrico ayudado por su dedo índice, y se lo introdujo, mientras ella volteaba a verlo, sonriente y feliz.