miércoles, 15 de mayo de 2013













Quizás una de las formas más sublimes de decir, de externar de elevar la condición precaria de humanos sea la de  escribir, pintar, alguna forma de hacer hablar el espíritu. En mi trabajo me relaciono con técnicos e ingenieros, gente muy capaz en sus áreas, pero de pobreza espiritual.
Eso es lamentable en un país que le han hecho creer que la computadora será la panacea a tantas decepciones que se lleva en lo social. Haciéndole creer la importancia de una Reforma educativa, laboral, etc. etc, ustedes ya lo saben. Afortunadamente no tengo la tendencia a materializar mi destino de una manera pequeñoburguesa y banal, como los estereotipos de la sagrada guía de la televisión en un país donde leer significa perdida de tiempo, la conciencia de si mismo algo que no vale.

Es vergonzoso prender la caja embrutecedora y permearle la precaria masa encéfalica de puras estupideces, y sentimentalismo infundados. No hay cabida para lo natural: Caminar, pensar en que no somos estereotipos de este maldito capitalismo, de estas falacias llamadas en el mundo de la "democracia" legisladores, funcionarios, hasta supremos presidentes. Triste es saber que el México es un mundo de fatales dirigentes que se enarbolan como los mesías y salvadores a través de partidos políticos, o algo que los acredite como nom plus ultra,

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