viernes, 21 de agosto de 2009

Vagar con las fantasìas

Vagabundeando en la ciudad de la Esperanza

Cuando caminas por las calles de tu ciudad, te sientes raro, una rareza que no la comprendes. Ves la policía, represiva, las notas de los principales diarios de circulación, te sientes enfermo: Imágenes dantescas, narcotráfico, robos, desempleo, contaminación, medio ambiente cloaca.
Sigues caminando, te gana los deseos de voltear a ver un culote, ese movimiento ondulado de nalgas de alguna señora que lleva el vestido, quizás flojo, o pegado, te conviertes en un mamífero en celo, te entran los deseos de parafilias, las patologías dirán los psicólogos entonces la vas siguiendo, te la imaginas como te gustaría tenerla: empinada, tomándola con aquellas ganas, manoseando antes de desnudarla, besándole, lamiendo su ano, el orificio sagrado, como tú le llamas, la penetración por los tres lados: oral, vaginal anal, antes de venirte, disfrutarse los dos, hacerlo en algún hotel de mala muerte, ó quizás en algún baldío, para ponerle más acción, más acá, y volteas la vista, de repente te estás tocando tu miembro y descubres que hay erección. La tarde cae a plomo como los rayos del sol, quieres un café, pues eres A.A. anónimo, bien anónimo. Tan anónimo que ingresas a una de esas tiendas de tipo americana, compras un café. Cerca de ahí se encuentra un parque, donde los ficus y laureles de la India son la última vertiente de un país desertificado, selvas de concreto, de asfalto, de nubes de smog, la maravilla del siglo de la industrialización, vehículos de ensueño para que tantas masas de cabrones se queden hipotecados hasta con los nietos, pero el carro, símbolo de poder, prestigio y dinero, el fetiche aceptado por las sociedades de consuma bestial. Finalmente te sientas en la banca, de tu mochila sacas un libro de Vintilia Horia, comienzas a leer el último capítulo… así, una hora quizás, la imagen de aquella mujer que la seguiste hasta que abordó el colectivo, zapatillas de tacón, vestido beige, escote, media morena, quizás morena clara, el lugar idóneo para empezar a masturbarte, en el lugar de siempre, bajo el inmenso árbol, traído de la India, la mano sube y baja, por minutos, por segundos, los 3/4 de pie, se muestran en todo su esplendor, para dejarte exhausto, lleno de vida, de ver el rostro de la mujer encantada por tu fantasía. Una mano bañada, parte de tu playera, la limpias, descansas un rato, ya es de noche, las horas se acumularon después de un día de caminar y caminar…

4 comentarios:

  1. Te has perdido por la oscuridad de tu soledad, piensa, y mira a tu lado, seguro que posees mas de lo que piensas....

    besotes de esta peke.

    pd. te espero por mi rincon con una taza de cafe, si gustas....

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  2. Ya así casi un mes que me escribiste: MaLquEridA, tenemos que seguir escribiéndonos... yo escribo, pero tú no estás.

    ¿Estás bien? hace mucho no se de ti.

    Te mando un abrazo muy fuerte Pepe.

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