jueves, 28 de enero de 2010

Un hombre cercano... piensa en ti


Las manos se dosifican
en el delgado cuerpo de la musa,
ella expira un aire,
profundo y limpio,
las manos se esmeran para recontraer
los músculos de la dama, de la que brota en
sus labios, moderadas sonrisas de satisfacción.

La lengua del esclavo se inclina al ombligo,
lame con cariño en una pasión embrionaria
que va creciendo, mientras el cuerpo de ella
se contrae bajo los alentadores embates de los dedos
que ingresan por los orificios misteriosos, llenos de líquidos,
que posteriormente
el hombre los absorbe en su boca.
La mujer de luceros verdes gime al espacio eterno del placer compartido, de la dicha de estar encantada… sublime deseo
de mujer eterna.

2 comentarios:

  1. Realmente bello.

    Es el placer exquisito de saborear y de sentir.

    Que rico!

    Te mando un abrazo de oso!

    ResponderEliminar
  2. Me encanta, me encanta este refinamiento... Es precioso y sugestivo.

    ResponderEliminar