lunes, 7 de septiembre de 2009

Deseos clandestinos, sueños permanentes del Yo interno

Mientras escribía, pensaba, hacía pausa y se comenzaba a masturbar : su mano tomaba el miembro erecto, lo manipulaba con gusto, “arriba, abajo, se abría de piernas y veía fijamente la imagen de Era dentro de la habitación, veía el rostro de Era, le daba vida. A su alrededor: libros, cuadros de fotos , enseres de todo tipo. .Respiraba profundo y tenía frente así las piernas delgadas y alargadas de su fantasía, los dedos de los pies largos acariciados con la sensación de vida, de ese incontenible deseo, los masajeaba, se los metía a la boca, la palma de sus pies era lamida, le ponía crema de fresa y la saciaba con la lengua, una y otra vez; la boca se abría y cerraba, mientras la mano izquierda entraba por el encaje y borde del calzón rosa claro, para con el dedo masajear su vagina, el orificio anal, de tal forma que no cesara, calmado, sereno, mientras su pasión lasciva crecía cuando veía el rostro de ella contorsionado en cada embestida con el dedo índice, de su boca de el balbucean palabras: Eres mi satisfacción por ser sensual, deseosa, misteriosa, agradable, y esa mirada de Cleopatra que daba la locura total.
Mantenía su discreción frente de ella, la mirada era la clave, la mirada era el medio de comunicación, sus ojos claros irradiaban algo… que dejaba un gusto por ella.

2 comentarios:

  1. Mi querido Pepe, no le doy ni le pido permiso, solo que a él no le gusta saber nada de la computadora, es solo eso.


    Saludos.

    ¿Cómo estás?.

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