¿Sabes que vale de ti?
Lo sencillo:
Tus palabras, la mirada,
el sentarte, el acomodarte de tal manera
que me despiertas
las ganas de hacerte presa de mis fotos,
de mis fantasías, de volver
a lo de siempre: observar tu rostro en las imágenes captadas, desde donde te acaricio en un silencio cómplice…
y de allí derivar un mundo de magia encantadora,
porque la fantasía es el ingrediente que le pongo
a tu ausencia física,
al ser prohibido.
Por ello a veces no resisto
y en estas noches, quizás tardes, apelo a las practicas onanistas.
Para ti, mujer delgada y luceros verdes.
miércoles, 3 de febrero de 2010
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Y sin duda amigo... esos placeres dulces y ocultos son tan parte de la vida... más de lo que muchos se atreven a reconocer... Me gusta tu poema.
ResponderEliminarTal vez debieras buscar a la mujer delgada y de luceros verdes y así no estarías solo.
ResponderEliminarSaludos.
¿Sabes que palabra verificadora me salió en el comentario anterior?... corre.
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